miércoles, 6 de septiembre de 2023

Una artista, dos proyectos en uno: Esperanza D'Ors y las sirenas que provocaron a Ulises.

 




Esperanza D'Ors tiene entre manos un proyecto que es dos proyectos: por un lado, el conjunto de esculturas que forman la parte principal y el fin último; por otro, el Cuaderno de voces, que es una etapa, un logro intermedio, un complemento y un modo de acompañar el camino hacia la meta. Su proyecto ha ido avanzando, desde la idea a la materia, desde el Cuaderno de voces y sus dibujos hasta las sirenas que un día mirarán al horizonte con ojos de bronce en algún lugar de la costa, en el Mediterráneo. Es un proyecto maravillosos, lleno de energía y de reverberaciones, pues resuena en la maravilla del arte y en la del mito.

En palabras de la propia Esperanza, el proyecto (o sea, los dos proyectos) se definen así:

Llevo tiempo luchando por una obra pública llamada Las sirenas que provocaron a Ulises que sueño con instalar en un espigón del Mediterraneo. Consta de 21 figuras de dos metros y medio de altura fundidas en bronce (una mujer por cada siglo). Dichas figuras deseo sean bautizadas con nombres de mujeres reales o pertenecientes a la leyenda, cada nombre apoyado con un pequeño texto poético. Así la obra llevaría implícito otro nuevo y emotivo valor. Con este fin he comenzado un Cuaderno de voces que recoge los dibujos y fotografías de dicha obra, a los que voy sumando los nombres elegidos por vosotras y los textos que escribáis. 

Pues bien, no sé por qué, casi todas hemos coincidido en escoger para la figura escogida un nombre que viene de la leyenda y del mito. Seguramente porque la leyenda y el mito abarcan más realidad que la realidad misma, seguramente porque el tema de las sirenas y Ulises nos arrastró hacia un mar de monstruos, divinidades y símbolos. Y quienes han tomado personajes históricos,se han visto atraídas, inevitablemente, hacia esos casos donde la persona, su biografía, su impronta en la sociedad, han tejido, también inevitablemente, una leyenda. Las arañas, los telares, las diosas, Aracne y la mente humana tejen figuras, geometrías complejas que se organizan en geometrías, en historias, en paisajes simbólicos y en rostros que emergen de una profunda antiguedad sin tiempo.

Asi también, las poetas que hemos acompañado a Esperanza D'Ors durante un trecho en su camino creativo, hemos tenido la fortuna de ser invitadas a participar de su idea tejiendo un poema. Y al responder a su llamada, nos hemos congregado en un proyecto colectivo. De la andadura personal de la artista ha nacido una excursión (o más bien una incursión) de grupo: el Cuaderno de voces, en el que una de las participantes, Amalia Iglesias, ha colaborado también en el diseño del proyecto, o de esta parte del proyecto donde la escritura y la imagen se encuentran. Ha sido la voz de Esperanza la que ha puesto en marcha las nuestras y las ha conducido, hechas texto, a las páginas donde otros tantos dibujos las esperaban. Se trata de una materialización de la idea de sus sirenas que tiene ya, en las dos dimensiones del papel, el aliento épico, mágico y lírico de sus criaturas tridimensionales. Gracias y suerte, Esperanza.





Hemos participado en el Cuaderno de voces las siguientes poetas, que hemos escogido los siguientes nombres: 


Isel Rivero

Esther Peñas

Miren Agur Meabe

Eloisa Otero

Menchu Gurierrez

Luz Pichel

Fanny Rubio

Clara Janes

Raquel Lanseros

Verónica Aranda

Marifé de Santiago

Marta López Vilar

Pilar Martín Gila

Ángeles Mora

María Maizcurrena

Nuria Ruiz de Viñaspre

Rosana Acquaroni

Julia Piera

Aurora Luque

Yaiza Martínez Montesdeoca

Amalia Iglesias





Enheduanna

Hipolita

Agate

Rune

Ligeia

Casandra

Aglaope

Euridice

Gea

Pisinoe

Diotima

Nefeli

Ajmatova

Pandora

Circe

Antígona

Orfidice

Leucosia

Anfitrite

María

Partenope






Cuaderno de voces 


A modo de introducción 


Un gran reto se plantea en la contemporaneidad a los escultores: estamos obligados a seguir creando imágenes dotadas de vigor estético y buscar para ellas y para su palpitar nuevos ámbitos, en  los  cotidianos escenarios de la ciudad.

La sociedad democrática demanda una obra pública y --aunque hoy por hoy el exterior, con sus infinitos signos mediáticos, pueda ser para ella un paisaje desolador, que ahogue su verdadero sentido, convirtiéndola en un elemento decorativo más, y despojándola de su carácter atemporal y casi sagrado--, debemos persistir en el empeño marcado por los griegos, con su consigna de que el arte será público o no será.

Mi obra ha girado siempre en torno a la figura humana. Ha tenido como punto de partida los mitos clásicos, ante el convencimiento de que estos son siempre arquetipos del comportamiento humano. 

En  el año 1999, me preguntaba sobre el frívolo papel que la literatura había hecho jugar a las mujeres. Ello me llevó a aquellas sirenas que Homero hace aparecer en la Odisea, provocando a Ulises, obstaculizándole cumplir su destino. Quise contemplarlas desde el presente, como espejo donde mirarnos. Siempre me ha interesado reflexionar sobre el destino de los seres humanos en la roca proteica de la tierra y así lo he hecho en mis cuarenta años de esculturas desde el único punto de vista que nos queda en la posmodernidad, que es la ironía, aunque en mi caso se presente siempre con un oscuro dramatismo subyaciendo en ellas.

Me decidí a esculpir veintiún desnudos de mujer, plantados en un espigón o roca, con la intención de que representaran a la mujer real. Una por cada siglo transcurrido. Llevarían su nombre cada una, ya fuera éste perteneciente a la realidad o la ficción, elegido por veintiuna escritoras,  defendido con un pequeño texto alusivo o un poema.

Bajo esta idea se realizó el proyecto, primero modelado en barro y después fundido en bronce. Lo presenté en Madrid, con el apoyo de Carmen Palacios, en la Galería de Tiempos Modernos. A continuación, lo propuse como obra pública, a distintas ciudades, cuyos enclaves geográficos las hacían ideales, bajo el título “Las sirenas que provocaron a Ulíses. Proyecto para un espigón del Mediterráneo”.

Sin éxito, hasta el momento, aunque el boceto fue adquirido para la Colección Perez-Simón de México. No he perdido la esperanza de que en este siglo, que ha sido denominado “el siglo de la mujer”, acabe por ser una hermosa realidad. Y algún día su presencia desafiante y enigmática habite las aguas del Mediterráneo, al que pertenece.

Un proyecto singular por el número de esculturas que contiene, que se convertiría así en un gran homenaje a la mujer y que podría ayudarnos a descifrar  aquella pregunta que lanzó el avasallador Thomas Browne, uno de los padres del ensayo moderno, en su Hidrotaphia: “¿Qué canción cantaban las sirenas?” O a escuchar la música de su silencio.

Para llenar el tiempo de espera o para potenciar su significado, llamo, para este proyecto-homenaje a la mujer; a veintiuna voces de escritoras. Empecemos a imaginar no solo quiénes eran, sino quiénes queremos que sean entre tantas que nos precedieron, y  bauticémoslas con un nombre, como homenaje a su hermosa resistencia. Veintiún nombres con su veintiuna de “canciones” en forma de textos alegóricos, una por cada siglo transcurrido. Quizá así logremos perpetuar su recuerdo. Las sirenas tienden sus manos  a través  de los siglos con esa esperanza.

Y si algún día, las criaturas que presento, lograran ser una realidad escultórica monumental y broncínea, es decir, eterna, no solo desafiarán los vientos y las olas oceánicas con su presencia, sino que proclamarán con su palabra y su voz, la gloria de la humanidad femenina, resumiendo, con su canción, el pasado y el presente, ayudando a construir el futuro.

Con esa ilusión, abro el cuaderno...

 

                                                        Esperanza D'Ors



El Copyright de las imágenes es de Esperanza D'Ors

sábado, 29 de julio de 2023

La carne

 



La carne de Rembrandt y la de Francis Bacon, que vienen a ser la misma. La de los bodegones y la de los desnudos. La de los hospitales y la de los mataderos. El gran sistema de la vida es un productor de carne, pero la carne está pegada al nervio, conectada a él, y por tanto es sensible. Además, al haberse diseñado por ensayo y error en la misma factoría del planeta, toda ella está emparentada. Así lo demuestra el que a los seres humanos se les pueda trasplantar órganos de cerdo.

Poco a poco, se van poniendo las bases de una nueva industria: la de la carne cultivada. A medida que la entrada en el mercado de este producto deja de ser un proyecto y se va convirtiendo en una realidad, la oposición, la contestación y las prohibiciones entran en el juego. Pero el caso es que se está definiendo el camino hacia la separación de la carne como alimento y la carne del sacrificio. La carne cultivada ni siente ni padece. “Nada nos disgusta más que el canibalismo” escribió Robert Louis Stevenson en sus memorias, “con certeza nada disuelve más una sociedad y ninguna otra cosa endurecerá y degradará de igual manera las mentes de quienes lo practican. Y sin embargo, nosotros mismos ofrecemos una apariencia equivalente a los ojos del budista y el vegetariano. Consumimos los cadáveres de criaturas que tienen apetitos, pasiones y órganos similares a los nuestros”.

Este es un tema y el de las macrogranjas otro, aunque muy relacionado. Sin embargo, cuando el señor Garzón se pronunció sobre estas últimas como ministro de consumo, lo que vino a decir es que difícilmente pueden ofrecer productos saludables. Es decir, actuaba en el campo de sus competencias, que incluían velar por la salud del consumidor. Algunos ganaderos agradecieron sus declaraciones, porque practican la ganadería extensiva, que acaso sea la única forma posible de ganadería (en el sentido de que es la única sostenible). Ahora bien, las macrogranjas, la “ganadería industrial”, ya antes de eso había alimentado un serio descontento en Europa. El 82% de los franceses se declara contrario a esas fábricas donde, de forma poco práctica, en vez de cultivarse solo el tejido muscular se cultiva el animal con todos sus órganos, su sistema nervioso y su sufrimiento. En Alemania, los Verdes, como pueden imaginarse, no son muy partidarios, y en Italia nadie quiere una macrogranja en su pueblo, que es lo que pasa también en España si el pueblo está medianamente habitado, porque nadie quiere la contaminación que trae consigo. La aplicación de técnicas industriales a la producción de carne, cuando pasa por la producción de animales, es uno de esos monstruos que crea el sueño de la razón. España es el primer productor de carne de cerdo de Europa. Stevenson cuenta que en las islas del Pacífico donde se practicaba el canibalismo cuando llegaron los europeos, la persona que iba a ser sacrificada para brindar un festín a sus congéneres era un “cerdo largo”.

Una versión previa de este artículo se publicó el 11 de enero de 2022 en el diario El Correo

viernes, 28 de julio de 2023

Respirar

 

Hablar de Juan Fueyo es hablar de nuevos tratamientos contra el cáncer, y es también hablar del cambio climático, de la contaminación, de la sexta gran extinción y de otras muchas cosas relacionadas con la vida, con el cáncer, con la muerte. Este hombre es una eminencia, nos explican los periodistas que han estudiado su trayectoria. Últimamente se le ha entrevistado mucho porque está presentando su libro “Blues para un planeta azul”, que en inglés se dice “Blues for a Blue Planet”. Juan Fueyo vive en EE.UU desde hace más de 25 años. Si se hubiera quedado en Asturias no habría podido desarrollar una carrera profesional y una labor investigadora como las que son hoy la base de su prestigio. Ya antes de que comenzara la cumbre del clima en Egipto él nos estaba dando titulares sobre los grandes problemas que ponen en jaque nuestras pequeñas vidas. Cosas como “el Sahara está cruzando el Estrecho de Gibraltar”, “el agua potable es cada vez menos potable” o “respirar comienza a ser algo peligroso”. Cosas como “hay una relación íntima entre cambio climático, deforestación, sequías y pandemias” y “el deterioro del medioambiente aumentará los casos de cáncer”. Y no vale acusarle de catastrofista porque todo lo razona, lo argumenta, lo prueba y lo sostiene sobre datos, evidencias e investigaciones. Y no vale, tampoco, porque nos invita a hacer todo lo posible por sobrevivir. El cambio climático no ha sido algo accidental, explica en su libro, sino “un crimen con premeditación y alevosía”. Pues ahora sabemos que la industria petrolera sabía (sabía hace mucho lo que estaba pasando y lo que iba a pasar, y se dedicó a sembrar la duda y a exprimir el negocio). La humanidad está en un cruce de caminos como no ha habido otro en su historia. El planeta puede seguir adelante sin nosotros, pero nosotros, los seres humanos, dependemos de este mundo como los dinosaurios dependían del suyo, que también se les averió. Aquí lo fantástico es que la avería la hemos causado nosotros. Aire respirable, agua potable, alimentos abundantes y un clima propicio ¿serán pronto cosa del pasado? ¿Qué podemos hacer? Todo lo posible por adaptarnos a lo que no se pueda evitar y evitar lo que aún sea posible impedir. ¿Qué haremos? Esa niña tristemente famosa por proporcionar el primer caso minuciosamente documentado de una muerte causada por la contaminación no es como la niña de Rajoy. La niña de Juan Fueyo, la que él cita, tiene nombre (Ella Adoo-Kissi-Debrah) y la mataron los gases y partículas nocivas que contiene el aire de Londres. Hemos creado un mundo en el que, efectivamente, respirar es peligroso, y este aire que mata es el mismo que ocasiona el cambio climático, que también mata, como la guerra. 

Este artículo se publicó en el diario El Correo el día 22 de noviembre de 2022. Hoy lo publico en este blog porque el libro de Juan Fueyo sigue vigente, y el tema seguirá siendo El Gran Tema, durante mucho tiempo.

sábado, 5 de febrero de 2022

Tanxugeiras, Rigoberta Bandini y un producto llamado Slo-Mo (Festival de Eurovisión 2022)


España podía haber mandado a Eurovisión un tema en galego, que es un idioma español, pero va a mandar un tema en spanglish de Miami. El galego, que desciende del galaico-portugues, puede considerarse la lengua romance más antigua de la península. Además de eso, la canción de Tanxugueiras contenía una frase en todas las lenguas oficiales de España. Da igual: nos va a representar una letra en spanglish. Todavía más: la canción de Tanxugueiras extiende su poder de representación a toda la península ibérica, por el vínculo lingüístico, cultural entre gallegos y portugueses, el cual se ha manifestado cuando las redes sociales se han llenado de mensajes como este: "Irmás galegas, sondes as miñas verdadeiras gañadoras! Agora queremos que as Tanxugueiras a representar PORTUGAL na Eurovisao 2022... Non hai fronteiras". 
Esto es muy bello. Lo que no es hermoso es el río de odio que inundó el Twitter de Chanel, quien no tiene la culpa de nada de lo que está pasando. Chanel es una artista de variedades, como decían nuestros abuelos; es una actriz, bailarina y cantante que canta, baila e interpreta lo que especifique el contrato. A ella la han contratado para poner en escena el producto y lo hace. Lo hace bien. Que el producto sea inmundo no es culpa suya. Que sea más americano (norteamericano) que europeo no tiene ninguna relevancia, según parece, en cuanto a la idoneidad de la representación.
Durante un tiempo se pensó que iba a ser Rigoberta Bandini quien iría a Turín. Miren que hubiera habido una sincronicidad en esto, una misteriosa atracción entre el nombre de la artista y el país que acoge el festival, atracción manifestada como un destino sutil y misterioso, y eso también hubiera sido bello. A mí me gustaba la canción de la Bandini para Eurovisión. Es una cosa entre reivindicativa e ingenua, entre comercial e indie, con buen rollo y un mensaje para llegar al corazoncito de todo el mundo, y con un eco de otras canciones dedicadas a la figura materna en décadas pasadas que no hicieron mal papel en Eurovisión. 
Pero mis favoritas eran Tanxugueiras. Ez dago mugarik. No hay fronteras. Y lo dicen desde la raíz, una raíz muy honda que despierta afinidades y temblores en el mundo subterráneo donde las raíces se comunican. Lo dicen levantando olas en el Arco Atlántico, la fachada oeste de Europa donde ya los pueblos prehistóricos se comunicaban trayendo y llevando mercancías, técnicas y mitos por las aguas costeras, intercambiando poemas, encantamientos y piezas de cerámica de sur a norte, de norte a sur.

Aí veñen, aí veñen, veñen pra quedar
Esas bravas gorxas de fondo cantar
De fondo cantar, de fondo cantar
Aí veñen, aí veñen, veñen pra quedar

Qué hermoso idioma el gallego. La canción visibiliza lo femenino de un modo más sutil que la reivindicación de Bandini, conectándolo con valores de compañerismo y fuerza, con lo ancestral y lo universal del ser humano. 

Esta noite hai foliada, esta noite hai serán
Agárdoche no terreiro, compañeiriña leal
Compañeiriña leal, compañeiriña leal...

Esto que hacen Tanxungueiras lo llaman algunos electro-folk. Igual se puede llamar también folk-pop. Siempre hay que estar mezclando ingredientes en el caldero de la cultura para que siga bullendo y de vez en cuando hay que volver a la raíz para coger un poco del polvo mágico que desprende. La música de raíz está renaciendo con nuevas mezclas y perspectivas entre los jóvenes. Claro que el mundo celta ha sido muy dado a seguir sacando agua del pozo insondable para mezclarla con cualquier licor exótico que llegara por las rutas del tráfico universal.

Frente a esto, Slo-Mo, la elegida por el destino, es una fuerza poderosa creada en una fábrica de éxitos. La discográfica B.M.G. es una multinacional de la industria de la canción. Keith Harris (estadounidense) es el productor de la cosa. Los autores son: Leroy Sánchez, afincado en Los Ángeles; Ibere Fortes, brasileño que trabaja en Miami; Maggie Szabo, canadiense y Arjen Thonen, D.J. holandés, además del mismo productor. 
Con todos esos autores y ya ven, tiene un mensaje bien simple que (dejando de lado los detalles sobre las habilidades y poderes sexuales detallados de la figura femenina que emerge de la letra y sus vaivenes) podría resumirse en tres líneas:

Soy una bomba sexual
Tengo todos los tíos que quiero
Tengo toda la pasta que pueda desear.

Muy edificante, sobre todo si suponemos (y no es mucho suponer) que la afirmación número 3 es resultado de las dos anteriores.
Si esto es empoderamiento femenino, como dice el listo de Leroy Sánchez, debe de ser el empoderamiento más antiguo del mundo. 

 



miércoles, 22 de diciembre de 2021

El cuarto de los esclavos

 


Hace poco (segunda semana de noviembre de 2021) Felipe Benítez Reyes nos hacía contemplar mediante el poder virtual del lenguaje los restos arqueológicos de nuestros armarios: esos artilugios de tecnología desfasada que fueron lo más, esas fotos, testigos de una moda que ahora da risa. Entonces, como ahora, creíamos estar en el futuro, pero aparte de que el futuro (como decía Benítez Reyes) “es por definición lo que no llega nunca”, siempre estamos en el pasado de un futuro que, en cuanto llega, ya es otra cosa. Todo lo que el pasado dejó en nuestros cajones despierta una respuesta emocional porque llama a la puerta de la memoria. Su llamada resuena por la casa de la vida. Es más difícil tocar emocionalmente los objetos que los arqueólogos profesionales sacan de los armarios de la Tierra, de los arcones de la tierra. No podemos ver el futuro, pero en su nombre la imaginación ha perpetrado toda clase de simulacros y viajes psicodélicos. El pasado es aún más difícil de imaginar, porque hay que imaginar que estuvo vivo y no hay nave mental que se salte fácilmente los obstáculos del tiempo. Sin un entrenamiento adecuado es imposible. Los restos cuidadosamente colocados en los museos arqueológicos parecen una forma de arte donde la destrucción se ha incorporado al proceso de creación. La respuesta estética surge más fácilmente que el reconocimiento de una realidad sumergida en ese misterio hecho de años, de siglos, de galaxias de instantes. Sin un elemento emocional las cosas no se entienden, solo se aprenden o se archivan en un almacén personal de datos, y la emoción estética por sí sola no nos ayudará a comprender un mundo ido, aunque nos ayude a acercarnos. Pero la ciudad de Pompeya, donde el Vesubio creó una instantánea de la vida al destruirla de repente, es uno de esos lugares donde el pasado se acerca a nosotros. Se siguen haciendo descubrimientos en esa ciudad que aún es una ciudad aunque sea un yacimiento del que se van retirando capas de ceniza para destapar toda clase de objetos magníficos y de intimidades muertas. El último hallazgo tiene una fuerza que no tienen los fragmentos de lujo, los residuos de pompa, los trozos de obras de arte. Es la habitación de los esclavos de la villa Civita Giuliana, el lugar donde vivía una familia compuesta por el padre, la madre y un hijo. Podemos visitar las imágenes en Youtube y en otros lugares de Internet. Como si visitáramos una gran tristeza. En un cuarto de apenas 16 metros cuadrados con una sola ventana se guardaban los aperos y las personas. Ya dice el profesor Jerry Toner que “la vida de un esclavo no era muy diferente de la de un animal doméstico”. Toda la grandeza de Roma descansaba sobre sobre la miseria de la explotación, la crueldad y el miedo. Lo sabíamos, lo vemos.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Así en el cielo como en la Tierra

 



Algunos días el tiempo se vuelve extraterrestre. Es por los cirroestratos. Extienden su capa gris perla y la luz se extraña de sí misma. Entonces lo más perfectamente vulgar se vuelve raro. El sol es un halo fantasma que se funde. Las sombras se diluyen hasta el punto de que todos los transeúntes son Juan sin sombra. Esos días tengo la sensación de estar en otro planeta, un planeta donde el clima es así habitualmente, obligando a la población de colonos terrícolas a tomar antidepresivos para contrarrestar el efecto de la luz pálida y opresora. Esos días me pregunto si nacerán sobre la tierra (sobre la Tierra) cielos nuevos e inhóspitos a causa de los cambios que vamos imprimiendo en los equilibrios que forman la vida y la protegen. Nos fascinan los planetas que podrían albergar vida, que pudieron albergar vida, pero se diría que estamos ciegos al complejo y magnífico orbe de vida del que somos parte. Se busca vida en Marte. Venus ha recuperado algo de su antiguo interés desde que sabemos hay alguna posibilidad de que floten en su atmósfera organismos microscópicos. Son mundos que acaso un día perdieron las condiciones para la vida, las condiciones que pudieron permitirles llegar a ser como es hoy la Tierra. Pero la Tierra está perdiendo las características propias de un planeta exuberante de vida a través de una paradoja que parece el argumento de una novela de ciencia ficción. Y es que una forma de vida propia de la biosfera terrestre está alterando las condiciones de la biosfera terrestre. Es un suicidio colectivo, y una especie más inteligente que la nuestra podría estudiarnos con horror y asombro desde las estrellas, o tal vez con honda curiosidad intelectual pero también con desprecio, pero también con una lejana, infinita indiferencia.

Una artista, dos proyectos en uno: Esperanza D'Ors y las sirenas que provocaron a Ulises.

  Esperanza D'Ors tiene entre manos un proyecto que es dos proyectos: por un lado, el conjunto de esculturas que forman la parte princip...